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Olympus OM-D E-M1 …
Probando la estabilización de la Olympus OM-D E-M1 montando el Zuiko 40-150 2.8 Pro.
ISO 200
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La virgen de la cueva …
No, no solo es una canción :D, la virgen de la cueva existe y está en Asturias, concrétamente en Infiesto.
Aquí nos acercamos el Domingo 16, aprovechando que íbamos a comer al restaurante Camin de los beyos, una rápida visita a este coqueto Santuario.
Este Santuario, muy peculiar por su forma, está situado debajo de una enorme roca plana e inclinada hacia arriba, de atrás hacia adelante y de derecha a izquierda, a modo de visera. Se halla en el lugar llamado Ques, al que se llega tomando desde Infiesto la carretera AS-254 en dirección a Campo de Caso, en el km 1. En este punto está perfectamente indicada la dirección a tomar para llegar a él, aunque desde la misma carretera ya es visible.
Los primeros datos, generalmente legendarios, suelen ser los que más antigüedad tienen, y este es el caso del Santuario de la Virgen de la Cueva. En la primera leyenda de la que se tiene conocimiento, el principal personaje es un noble portugués, prometido o esposo según las versiones de una dama asturiana, si bien la tradición no asegura nada. La época de los hechos no es fácil asegurarla con cierta exactitud, pero puede corresponder al segundo período feudal, poco después de constituirse la monarquía castellana. El legendario noble portugués viene a pelear contra los moros bajo las banderas de Castilla, por lo que parece muy probable que el monarca castellano fuese su señor. De esta forma, la época de la leyenda puede situarse anterior a la concesión a Enrique de Borgoña del Condado de Lusitania, o sea, entre los siglos X y XI.
La leyenda es la siguiente: En aquella época, vivía en la zona piloñesa el señor de Lodeña, hombre piadoso y valiente. Se le apareció en sueños la Virgen María con otra forma a la que veía en la Iglesia y ante su sorpresa, contestó la Virgen diciéndole que la imagen con que la veía se la había dado ella a un monje muy santo y ascético, que vivía en las proximidades haciendo muchas y duras penitencias y que Ella deseaba que a esa imagen se le diese culto. Al despertar, el señor de la Torre de Lodeña, para asegurarse de la verdad o no de aquel sueño, pues de ser verdadero, debía de agradecer a la Virgen el favor que le había concedido, emprendió sus investigaciones, que vio satisfechas, puesto que, al pasar un día cerca de una caverna, creyó escuchar algo parecido a lloros y gemidos y, entrando en ella, encontró lo que buscaba.
La caverna de la peña formaba una gran cueva, con la entrada cubierta de maleza, espinos y rosales silvestres. En el fondo de ella y en un hueco tosco horadado en la piedra, vio el señor de la Torre de Lodeña la misma imagen que se le había aparecido en sueños y a un hombre postrado en tierra, vestido con un pobre sayal, demacrado y entristecido por las penitencias y la soledad. Reconoció enseguida en el anacoreta a su amigo, el noble y valiente guerrero portugués, que en otra época había visto pelear, a su lado, bajo las banderas del Rey de Castilla.
La historia del anacoreta la conoció el señor de la Torre de Lodeña enseguida. Hace algunos años, el noble portugués había dejado su tierra para pelear en el ejército castellano contra los árabes. El noble portugués venía en las huestes de un conde que tenía su castillo en las proximidades de Zamora, donde había dejado a su hija, la enamorada del noble portugués, con la que se debía casar al finalizar aquella campaña. Terminada ésta, volvieron el caballero y el conde a sus tierras de Zamora, y pronto vieron los torreones del castillo condal. La enseña condal no flameaba al aire, nadie salió a su encuentro y el castillo parecía como deshabitado. Al poco de penetrar en el castillo, se enteraron de que la hija del conde se encontraba en plena agonía, falleciendo al poco tiempo. Cuando enterraron a la bella dama, el caballero portugués salió solo, en su caballo hacia tierras de Castilla.
Y desde entonces se dedicó a una vida de meditación, oración y penitencia en el fondo de la cueva, transformándose poco a poco de audaz guerrero en hombre de sacrificio y oración. Una noche se le apareció la Virgen dejándole una imagen suya para que la tuviese físicamente ante sí lo que tan deseosamente buscaba con los ojos del alma.
Cuando su vida se agotaba y la Virgen que había colocado en una oquedad de la Cueva iba a quedar abandonada, para que no ocurriese esto, la Virgen María, tal como ya sabemos, se apareció al señor de la Torre de Lodeña. Este buen caballero, después de enterrar a su amigo, promovió ardorosamente el culto a la Virgen María, aumentándose después la devoción a Ella por los milagros que se realizaron en los fieles por intercesión de la Santísima Virgen que allí se venera, pasando a ser conocida como la Virgen de la Cueva. El primer registro histórico acerca del origen de santuario data del siglo XVI.
Fuente de vida
Y llegaron las nieves ¡¡¡
Restaurante Quince Nudos
Muy cerca del mar y de la playa, se situa el restaurante Quince Nudos, con una decoración cuidada, sin llegar a ser pretenciosa, ofrece un homenaje al pescado, al marisco y especialmente a originales arroces, los cuales acaparan toda la atención.
Aquí os dejo unas imágenes de lo que el chef Bruno Lombán nos ha deleitado hoy…
Que se me perdone si no soy exactamente estricto con la descripción de los platos, pero no llevé boli y papel 😀
-Un entrante de bienvenida con salmorejo, cucharilla de bacalao, y guacamole de morcilla. La cucharilla con una piel crujiente que le daba un toque muy especial.
-Continuamos con un clásico en nuestras salidas, croquetas, en esta caso de jamón y de pitu de caleya … ambas muy muy cremosas, con mucho sabor y que se deshacían en la boca.
Os muestro el vino con el que acompañamos toda la comida, un blanco Artadi, Viñas de Gain, de la Rioja Alavesa.
-Unas Ostra en Tempura con Soja Fermentada, una manera distinta y orignal de comer este gran molusco.
-Gratinado de Berenjena Asada con Txangurro, Langostinos y Teyedu.
-Después de estos magníficos entrantes, tocaba hablar de cosas serias 😀
Para mi mujer, que no es muy amante de los arroces, un plato de Solomillo Ibérico especiado con Guiso de Setas, según ella, espectacular.
Para el resto arroz …
-Arroz con anguila ahumada, foei y trigueros … con un fondo y un sabor ahumado espectacular, y con unos trigueros que no aportaban sabor pero si textura y frescor.
-Arroz con carabineros, pixin y calamar … solo puedo decir que sabia a mar … un potente sabor a marisco, magnifico arroz.
Cada arroz de una variedad diferente y en su punto de cocción perfecto.
-Antes de llegar al momento dulce, terminamos con Costilla de angus glaseada con parmentier ahumado … según nos dijeron, al horno 3 dias, lo cual me lo creí en cuanto metí el tenedor y la carne se deshacía, para mojar pan.
El postre … unos higos caramelizados al Oporto acompañados de helado de queso y miel … para repetir un par de veces 😀
Para rematar, por si no había sido poco, nos ofrecieron un poco de queso de cabrales … el hermano del famoso queso que se vendió en 25.000 euros, pero este era el hermano pobre :D, increible su untuosidad y su sabor … fantástico para terminar ese poco de vino que quedaba en la copa 😀
Luego un pequeño digestivo, no nos vaya a sentar mal la comida y arreglados 😀 … Ginebra de manzana, estamos en Asturias¡¡¡ muy fresca y aromática.
En resumen … un lugar donde fijo que volveremos para dar que hacer, gran comida, gran sabor y un trato espectacular.
Os recuerdo, Restaurante Quince Nudos en Ribadesella.
Muchas gracias a Bruno Lombán y su equipo.
La fuerza del rio
Fotografiando en Cangas de Onis.